jueves, 18 de febrero de 2016

La tarde que te fuiste

Estuvimos ensayando todo el día, soñando con los ojos abiertos. Las tardes que pasamos en el campo de futbol, el día que corrimos en la carrera de la escuela. El día que te graduaste seguro te la pasaste bien, tenías a una amiga que se vestía igual que tú. Quizá en ese entonces no supe distinguir bien del querer de lo que es amar, pero cuando se es joven todo es amor de verdad. Algunas veces, en las tardes soleadas como ésta, con el sonido del carrito de helados a la distancia, con el sol cayendo en el pasto de la entrada, del atardecer en la azotea, cuando tienes todo el tiempo del mundo para desperdiciarlo, te tomas un tiempo para acordarte de la niña que te gusta de la escuela. La que viste muchas veces en la hora del recreo. Cuando fue el baile de la escuela y tú sin más que la ropa usada que no habla muy bien de ti. Qué importa, cuando ella salga tal vez no la vuelvas a ver, o tal vez sí, algún día, en la noche, vendiendo hamburguesas cuando regreses de la preparatoria, o caminando en la calle llevando a su hermanito menor de regreso de la primaria, que hoy seguramente ya habrá terminado la universidad. tan breve es la vida, como la tarde en la que estuvimos todo el día, ensayando, en las canchas, en una tarde como estas, donde el sol cae, y calienta el pasto de la acera, como la azotea, donde estás seguramente, sentado, mirando el cielo; pensando en ella.

San Juan Totoltepec



miércoles, 19 de octubre de 2011

El día que te conocí

No recuerdo exactamente la fecha en que te conocí; seguramente fue un lunes. En aquel entonces usaba una chamarra negra y un pantalón azul, que era toda la ropa que tenía. No llevaba uniforme porque acababa de entrara tu escuela. Imagino que a todos les pasa lo mismo. Tú estabas en tercero y yo me sentía un tonto entrando a primero; en primero otra vez. Tampoco me acuerdo bien de qué te compré, según yo eran unos Gansitos, porque estabas en la cooperativa, y creo que tenía más valor que ahora porque no dudé en comprarte algo. Tus amigos se burlaban de mí, pero no me importaba con tal de verte. Ahora lo recuerdo. De seguro estuviste creyendo lo que te gritaba Ángel en el agujero de la lámina del salón de a lado, porque era muy llevado conmigo. Ahora que lo pienso, el día que lo vi llorar me sentí muy mal porque esas cosas no se le hacen a un amigo. Ahora creo que me hubiera gustado abrazarlo como a mi hermano y decirle que todo iba a estar bien, que no era para tanto, que no se preocupara, que en esta vida a todos nos cuesta aprender, que lo realmente importante era aprender a aprender, pero no dije nada y terminamos peleados para siempre. Y de la primera navidad y los festejos en la cancha de básquetbol no la dejé pasar. Junté dinero y pedí una cámara. De seguro te molestaste porque tomé fotos sin que lo quisieras. Alejandra salía también en la pastorela. Adelante, la maestra Erica Schussler. La hermana y la prima de José Morando no quisieron salir en la foto. Algunas noches, de madrugada, mientras el refrigerador suena y los gatos maúllan, me despierto llegando a creer que todo eso fue nada más un sueño.



lunes, 10 de octubre de 2011

Lunes de homenaje

Como todos los lunes, hoy nos toca decir las efemérides de la semana. Como no tenemos área especial para hacerlo, tomamos la cancha de básquetbol que está a un lado de la secundaria, y allí hacemos todos los eventos de la escuela. Ya que acabo de entrar, me toca decir las fechas que se celebran en octubre. Hace frío. Es un día especial. Estas generaciones son más. Hay más alumnos, tanto que la escuela está muy llena. Espero que siempre siga así, mientras tanto, Martha, la secretaria de la escuela, espera impaciente el turno de dar avisos de la semana y lo mal que nos hemos portado. Mientras una niña me observa, digo mal el nombre de Gabriela, y le digo Grabiela Ávalos Flores, quien, por cierto, me entero que es hermana del Chaparro, como le decimos.